Se conoce como advocaciones, a las distintas formas de nombrar o referirnos a la Santísima Virgen. Es común que muchos cristianos, por falta de información o mejor dicho de “formación”, confundan esos distintos nombres con distintas santas o “virgencitas”, como suelen llamarle. La Madre de Jesús es la Virgen María. Y los católicos solemos llamarla de distintas maneras, según el lugar dónde se halla instalada la devoción, o según la circunstancia, si es una aparición o se la nombra Patrona, etc.
De esta manera, encontraremos que llamamos a María como Nuestra Señora del Rosario, Virgen de Lourdes, Virgen de Fátima, Nuestra Señora de la Paz, Madre de la Eucaristía, La Virgen del Carmen, La Virgen de la Medalla Milagrosa, y cientos de formas más. Pero siempre nos referimos a nuestra Santa Madre del Cielo. ¿Qué niño no ha llamado a su madre de cientos de maneras cariñosas? Es por eso que no debemos confundirla, como si se tratara de distintas personas o distintas santas.