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Dios pensó en mi y me
amo
La historia de mi salvación comienza con la creación mía.
Pero antes que Dios me creara, fui objeto de los pensamientos y
del amor de Dios.
Lo fui durante toda la eternidad.
Era nada en la realidad y ya existía en la mente y en el corazón
de Dios.
Antes que yo viviera en la tierra y que existiera la tierra
misma, Dios pensaba en mí y me amaba.
"TE HE AMADO CON AMOR ETERNO"
Prueba de que Dios me amaba es que me ha traído a la existencia.
La creación del hombre es obra del amor de Dios.
A los infinitos hombres que pueden
existir y no existen, Dios no los amó: por eso no los creó. ¡Que
desfile tan impresionante! Pasan por la mente divina millones y
millones de hombres posibles, y Dios los mira con indiferencia,
su corazón no vibra de amor.
Y entre esos infinitos hombres posibles, pasé yo, y Dios se fijó
en mí.
Vió como había de ser, como soy ahora: con mis deficiencias, mis
debilidades, mis pecados, mis caídas y también mis esfuerzos por
servirle, mis virtudes, mis deseos de agradarle.
Se fijó Dios en mí, como había de ser, como soy en la
realidad... y me amó.
Y determinó incorporarme a sus designios salvíficos. Me destinó
a la comunicación amistosa con Él, a la participación en su vida
divina y en su felicidad. Me amó y me escogió para que fuera
Hijo adoptivo suyo.
Pastoral Juvenil