Cosas que vale la pena leer...Comunidad parroquial de San Miguel Arcangel, Coyuca de Benitez Gro.

 

LA VENTANA

 

Había una vez dos hombres, los dos con enfermedades graves, en la misma
pequeña habitación de un gran hospital.

Pese a ser una habitación minúscula, tenía una ventana que miraba al
mundo. A uno de los hombres, como parte de su tratamiento, se le
permitía sentarse en la cama durante una hora por la tarde (algo
relacionado con la extracción de liquido de sus pulmones).

Su cama estaba junto a la ventana. Pero el otro hombre debía pasar todo
el tiempo acostado boca arriba. Todas las tardes, cuando el hombre que
estaba al lado de la ventana se instalaba para su hora, pasaba el tiempo
describiendo lo que veía afuera. Al parecer, la ventana daba a un
parque en el que había un lago. En el había patos y cisnes y los chicos
se acercaban para arrojarles pan y hacer navegar sus barquitos. Los
enamorados caminaban tomados de la mano junto a los árboles y había
flores y canteros de césped y juegos.
Y al fondo, detraes de la hilera de árboles, se veía un espléndido
panorama de la ciudad recortada contra el cielo.

El hombre acostado escuchaba las descripciones que le hacia el otro
hombre, disfrutando cada minuto. Oía que un chico casi se había caído
al lago y que lindas estaban las chicas con sus vestidos de verano.

Las descripciones de su amigo, en definitiva, le hacían sentir que
prácticamente podía ver lo que pasaba afuera.

Una tarde muy agradable, se le ocurrió: ¿Por que el hombre de la
ventana debía tener todo el placer de ver que pasaba? ¿Por que no iba a tener
el una oportunidad? Se sintió avergonzado, pero cuanto mas trataba de
no pensar así, mas quería el cambio.

- ¡Haría cualquier cosa! Una noche, mientras miraba el techo, el otro
hombre se despertó de repente con tos y ahogos, y trato desesperadamente
de alcanzar el botón para llamar a la enfermera. Pero el hombre lo
observo sin moverse, incluso cuando el sonido de la respiración se
detuvo.

A la mañana, la enfermera encontró al otro hombre muerto y en silencio
se llevaron su cadáver. Cuando lo considero oportuno, el hombre preguntó
si no podían cambiarlo a la cama que estaba al lado de la ventana. Lo
trasladaron, lo instalaron y lo pusieron cómodo.

En cuanto se hubieron ido, con dificultad y laboriosamente se
incorporó y se asomó por la ventana.

¡Enfrente había una pared blanca....!

!!Muchas veces hacemos daño a gente sin motivo, cuando lo único que
trata es de animarnos y de que veamos la vida de la mejor manera!!

 

Pastoral Juvenil

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