Por: Biblioteca de Autores Cristianos | Fuente: Año Cristiano (2002)
Obispo (ca. 400)
Gregorio fue hermano menor de San Basilio, y nació en Cesárea de Capadocia hacia el año 330. Huérfano desde pequeño, sus hermanos Basilio y Macrina se hicieron cargo de su educación. Hizo los estudios clásicos, propios de su tiempo y su clase social elevada, y llegó a ser profesor de retórica. Se debió a la influencia de San Gregorio Nacianceno su determinación de entregarse al servicio divino y se ordenó de sacerdote, estando ya casado con una dama llamada Teosebeia. Lo más probable es que el matrimonio se separara, toda vez que Gregorio seguidamente a su ordenación vivió en la comunidad monástica fundada por su hermano Basilio y en la que, como es obvio, se practicaba el celibato.
Su ascensión al episcopado tuvo lugar el año 372 y se le eligió para la sede de Nisa, en Armenia, dentro del plan de San Basilio de ir sustituyendo a los obispos arrianos de su provincia eclesiástica por obispos católicos conforme las sedes ocupadas por los arrianos iban vacando. Pero los arrianos no se quedaban quietos y muy pronto se lanzaron a desprestigiar a Gregorio, acusándolo entre otras cosas de una elección irregular, seguramente sobre la base de la presión de Basilio para que fuera elegido. El gobernador imperial del Ponto dio oídos a las acusaciones de los arrianos y Gregorio se vio de pronto arrestado por la autoridad civil. Gregorio aprovechó una oportunidad para escaparse, y ello le valió la sospecha de ser culpable, como solía ser el veredicto de los que esquivaban la detención legal.
No parece que tuvo lugar fijo de residencia hasta que, cambiadas las circunstancias, pudo en 378 volver a su diócesis. Naturalmente los años de su exilio contó siempre con el apoyo de su hermano, el cual murió a poco de su vuelta a Nisa, sirviéndole a Gregorio de consuelo el gran recibimiento que le hizo la población de su diócesis.
Gregorio contó en los años siguientes con la alta estima en que lo tuvo el emperador Teodosio, en cuya política de restauración de la ortodoxia frente al arrianismo participó activamente, recibiendo y cumpliendo misiones del gran monarca católico. Y naturalmente acudió al I Concilio ecuménico de Constantinopla en 381, donde se reafirmó la fe de Nicea y se definió la divinidad del Espíritu Santo. En plena asamblea murió su presidente San Melecio de Antioquía, y Gregorio fue uno de los obispos que habló en sus funerales. Gregorio pronunció también en 385 la oración fúnebre de la princesa Pulquería y poco después la de la emperatriz Flacila. En el 394 asistió a una reunión numerosa de obispos en Constantinopla.
Gregorio pudo continuar su labor pastoral con bastante tranquilidad hasta su muerte el 10 de enero del año 395, según parece, y a su fama de santidad se une el mérito de sus escritos.
Gregorio Niseno ha recibido el título de místico y de filósofo, el uno debido a su elevación espiritual y el otro a su elevación intelectual. De su abundante producción literaria debemos decir que contiene obras catequéticas, obras polemistas contra los arrianos, obras también polemistas contra el apolinarismo, obras dogmáticas, obras exegéticas, obras ascéticas, discursos y cartas.