Me hablaba un hombre justo.
Se dolía
de aquel que no perdona.
De aquel que no disculpa
a sus hermanos
hombres.
Y su voz era grave
cuando me decía:
«Debemos perdonar hasta tres veces,
luego,
la Justicia
será implacable con el delincuente».
Y yo me estremecí.
Se abrió una sima dentro de mi alma.
Se hizo la noche sobre mis latidos.
La sangre se negaba
a voltear mi aliento
dentro de las venas.
Temblaba.
Temblaba sin apoyo
mi diminuto corazón
culpable.
¿Tres veces nada más?
La voz de Dios nació.
Creció. Vibró
sobre el momento
que me desgarraba.
Sus palabras
las recreó en mi oído.
Para mí solamente. Porque yo ahora temblaba.
«Acuérdate que a Pedro le respondí en Judea:
perdonarás al hombre setenta veces siete.»
Autora: Elvira Lacaci (1928-1997).