Por: Biblioteca de Autores Cristianos | Fuente: Año Cristiano (2002)
Presbítero (+ 1487)
Nació Bernardo en Catania hacia el año 1430 en el seno de una familia rica. No era el suyo un tiempo que pareciera muy propicio a la santidad, bien que ésta no dejara de florecer por todas partes, pero entre la juventud circulaban criterios de conducta que se alejaban muchísimo de la fe que la sociedad de su tiempo decía profesar. El hecho es que al llegar a la adolescencia Bernardo perdió el sentido de la mesura y, aprovechando la buena situación social en que se hallaba, su vida se fue hundiendo en la disipación de costumbres. Descuidado, alegre, vividor, pendenciero, el joven Bernardo no tenía tiempo de pensar en asuntos espirituales.
La llamada de Dios le llegó cuando el Señor permitió que al batirse en un duelo recibiese una profunda herida, que le obligó a ir a parar al lecho del dolor. Pudo costarle la vida pero su fuerte constitución le hizo soportar sin morir la pérdida de sangre y la debilidad. Convertida la herida en llaga, le sirvió de base para reflexionar sobre la vida llevada hasta entonces y arrepentirse sinceramente. Mejoró y optó por un cambio radical de vida. Acudió al convento de Santo Domingo y pidió el hábito blanco de los frailes predicadores.
Bernardo asumió la vida religiosa como una penitencia por sus muchas faltas. Profesó los votos de la Orden y, estudiada la teología, accedió al sacerdocio, proponiéndose imitar en su celo apostólico a Santo Domingo. Se dice que sus predicaciones, sus profecías y sus milagros atrajeron sobre él la atención de los fieles, que lo veneraron en vida como santo. Murió en Catania el 11 de enero de 1487. Su culto fue confirmado por el papa Pío VII el 8 de marzo de 1825.