Por: Biblioteca de Autores Cristianos | Fuente: Año Cristiano (2002)
Virgen (+ 1491)
Nace en Annunziata (Sicilia) el año 1434 en el seno de una noble familia y recibe el nombre de Esmeralda. La esmerada educación cristiana que recibió la llevó a desear consagrarse a Dios en la vida religiosa y para ello solicitó ingresar en las clarisas de Santa María de Básico. Pero su padre, el conde Bernardo, tenía el pensamiento de casarla, y por dos veces buscó un esposo para su hija, que firmemente rechazó la boda. Por otro lado sus hermanos amenazaron con quemar el convento si las monjas admitían a su hermana. La muerte del último pretendiente, la de su padre y la venida a razón de sus hermanos allanaron el camino para que por fin el año 1446 pudiera realizar su sueño de ser religiosa, tomando al profesar el nombre de Eustoquia.
En el convento la esperaba una desilusión: no se guardaba la regla clarisa con la radicalidad que a ella le hubiera gustado, pues el espíritu de relajación propio de su siglo había traspasado los muros del convento. Como ella deseaba vivir de manera radical la regla, acudió al papa Calixto III, el cual en 1457 la autorizó a fundar un nuevo convento observante, y en efecto se marchó Eustoquia a una nueva casa llamada Santa María Accomodata. Sin embargo, fueron tantas las vocaciones al nuevo modo de vida que hubo de construirse un nuevo monasterio, llamado de Montevergine, y que fue posible gracias a la generosidad de su madre y su hermana, las cuales terminaron por unirse a ella en la vida religiosa. En 1464, en cuanto ella cumplió los treinta años, fue elegida abadesa de la nueva fundación. Tuvo no poco que sufrir por parte de los frailes observantes que no terminaban de aceptar la reforma efectuada por Eustoquia.
Su entera dedicación a la divina contemplación, especialmente de la pasión del Señor, y asimismo sus grandes virtudes, entre ellas su caridad con los pobres y enfermos, le atrajeron gran fama de santidad, acudiendo la gente al convento para encomendarse a sus oraciones y pedirle fuera su protectora ante Dios. Y ella se pasaba las noches de rodillas ante el sagrario intercediendo por la humanidad.
Murió el 20 de enero del año 1491. Su culto fue confirmado el 14 de septiembre de 1782 y fue canonizada por el papa Juan Pablo II el 11 de junio de 1988 en Messina en el curso de su viaje pastoral a Sicilia.