Por: Biblioteca de Autores Cristianos | Fuente: Año Cristiano (2002)
Obispo y mártir (+ 305 o 316)
Valero era obispo de Zaragoza a comienzos del siglo IV, cuando tiene lugar el concilio de Elvira en el que él firma en sexto lugar. Tenía como diácono a San Vicente, y con él fue detenido cuando llegó el año 303 la persecución de Diocleciano, y apareció el furioso perseguidor Daciano por Zaragoza.
Ambos ministros del Señor, Valero y Vicente, fueron conducidos a Valencia, donde comparecieron ante el gobernador.
Valero le rogó a Vicente que respondiera él por tener el propio obispo cierto impedimento para expresarse, y así la magnífica confesión de fe que hizo el santo diácono era no solamente en nombre propio sino también en nombre de su obispo. Aquella confesión de fe le valió a Vicente primero diversos tormentos y luego la muerte; en cambio al obispo se le condenó al destierro.
Mientras piensan algunos que Valero pasó los restantes años de su vida en el destierro, entienden otros que posteriormente volvió a Zaragoza y que aquí murió en paz. Es el patrono de la ciudad y se celebra su fiesta con rango de solemnidad.