¿Qué es la bioética?

Por: Agustín Pazos

Históricamente la bioética ha surgido de la ética médica, centrada en la relación médico-paciente. Una definición que puede ayudarnos señala que la bioética es “el estudio sistemático de la conducta humana en el campo de las ciencias de la vida y el cuidado de la salud, en cuanto que esta conducta es examinada a la luz de los valores y principios morales” .

Como en cualquier campo de la ética, se trata de estudiar la conducta humana libre. Lo específico de la bioética es que contempla esa conducta en aquellas actuaciones que afectan a la vida y la salud humana; y lo hace desde una perspectiva moral y de forma sistemática.

El estudio de la bioética requiere conocimientos de moral y conocimientos científicos. La falta de uno de ellos implica falta de comprensión cabal de los problemas bioéticos: estos no pueden ser dejados solamente en manos de científicos, ni de solo moralistas. Requieren una colaboración interdisciplinar. Ejemplo de lo primero fue la histórica decisión de un tribunal inglés de adoptar como legal la opinión de los médicos sobre qué hacer con unas niñas siamesas: la solución fue matar a una de ellas con el fin de salvar a la otra.

Los problemas bioéticos son las cuestiones estrella de la Doctrina Social de la Iglesia. En la oración dirigida a la Virgen de Fátima, con ocasión del Jubileo de los Obispos, el Papa afirmaba: “Somos hombres y mujeres de una época extraordinaria, tan apasionante como rica en contradicciones. La humanidad posee hoy instrumentos de potencia inaudita. Puede hacer de este mundo un jardín o reducirlo a un cúmulo de escombros. Ha logrado una extraordinaria capacidad de intervenir en las fuentes mismas de la vida: puede usarlas para el bien, dentro de la ley moral, o ceder al orgullo miope de una ciencia que no acepta límites, llegando incluso a pisotear el respeto debido a cada ser humano . Hoy, como nunca en el pasado, la humanidad está en una encrucijada” .

La importancia que para los cristianos tienen los problemas de los que entiende la bioética se captan de una manera particular si se enfocan desde la perspectiva del fin de la Iglesia, que también incide en la cultura: “Redescubrir y hacer redescubrir la dignidad inviolable de la persona humana constituye la tarea central y unificante del servicio que la Iglesia, y en ella los fieles laicos, están llamados a prestar a la familia humana” . La razón es sencilla: nadie como la Iglesia confiesa de manera más convencida la dignidad de todo ser humano, desde el momento en que la verdad central del cristianismo es la Encarnación del Hijo de Dios, que asumió para siempre una naturaleza humana como la nuestra haciéndose semejante en todo a nosotros menos en el pecado. Como afirma el Concilio Vaticano II, “pues Él mismo, el Hijo de Dios, con su encarnación, se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros excepto en el pecado” . Para el seguidor de Jesucristo, todo hombre, cualquier ser humano, es Cristo mismo.

Basada en este convencimiento, la Iglesia, encabezada por Juan Pablo II, libra una guerra en favor de la civilización del amor y la cultura de la vida, enfrentada brutalmente con la llamada cultura de la muerte . Porque el problema excede el ámbito de la moral personal para afectar a la cultura misma de la sociedad que cristaliza en forma de estructuras sociales, fuertemente resistentes a todo cambio, y que se oponen al mensaje central de Cristo: el amor de Dios Creador y Redentor por el hombre, por todo hombre, por cada hombre.

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